martes, 28 de junio de 2011

SERPIENTE GIGANTE EN EL ESTADO AMAZONAS EN VENEZUELA

SERPIENTE GIGANTE EN EL ESTADO AMAZONAS EN VENEZUELA

BOA GIGANTE EN EL ESTADO AMAZONAS EN VENEZUELA SE COME A DOS MIEMBROS DE UNA EXPEDICIÓN

A pesar de que se creía la mayor serpiente vista y abatida hasta ahora desde el año 1933, en la que los guardias aduaneros de la frontera Brasil-Bolivia del río Oyapok se vieron atacados furiosamente por un monstruo al que redujeron a la impotencia y mataron después de disparar 500 tiros de ametralladora, ésta boa medía 40 metros de largo, 80cm de diámetro y pesaba 5000 kilos” se descubrió otra serpiente mayor a mediados del pasado mes de febrero, así que otro gigantesco bicho anda o mejor dicho se arrastra y nada por unos lugares del municipio Manapiare en un área selvática y virgen a unos 50 km al sur de la capital San Juan de Manapiare que cuenta con algo menos de mil habitantes. El increíble reptil tiene un tamaño de unos 45 metros de longitud y de como 1 metro de diámetro (no se pudo especificar el peso según cuenta uno de los supervivientes del ataque de la boa J.J.A. ) atacó la embarcación que navegaba por el río Manapiare cerca de la confluencia con el río Ventuari engullendo a dos expedicionarios que se vieron impotentes y quedaron paralizados al observar tremendo reptil. “La embarcación de 10 metros de eslora parecía un tronco de caña comparada con la boa” comentaba J.J.A. y la partió como si fuese un barquillo de hojaldre.” “Nadé todo lo rápido que pude hacia la orilla completamente asustado al ver que se había tragado a dos miembros de la expedición.”

Confluencia con río Ventuari

Confluencia con río Ventuaritabloidenoticias: ¿Entonces usted hacía de guía?
J:J:A: Sí, los guiaba por esa zona porque estaban catalogando especies de aves y buscaban hacer un recuento aproximado de un ave llamada Corocoro.

Éste tipo de serpientes gigantes solamente se pueden encontrar en zonas vírgenes como en éste caso en el Estado de Amazonas en Venezuela.

martes, 7 de junio de 2011

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lunes, 6 de junio de 2011

municipio Rio Negro

Municipio Río Negro
El municipio Río Negro es uno de los siete municipios en los que se divide administrativamente el estado Amazonas. La capital es la localidad fronteriza con Colombia de San Carlos de Río Negro. Posee una superficie de 37.903 km² y una población de 9.658 habitantes según el INE 2007, lo que representa una de las densidades más bajas de Venezuela de 0,26 hab./km².

Población
La población se concentra ante todo en el límite occidental del municipio, a lo largo del Río Negro.
En el municipio habitan, entre otros grupos indígenas venezolanos, los baré o arawacos del Río Negro, los mandahuaca, al oeste del cerro Aracamuni y al este del Baría, así como los yanomamö en la zona oriental.
División administrativa


El municipio tiene cuatro parroquias:
• Casiquiare
• Cocuy
• San Carlos de Río Negro
• Solano
Geografía
Límites
Es el municipio más meridional de Venezuela y limita al Suroeste con Colombia, al Sureste y Sur con Brasil.
Al Norte, el Río Negro limita con los municipios Maroa, Atabapo y Alto Orinoco.
El municipio limita al Este con el departamento colombiano de Guainía (corregimientos San Felipe y Guadalupe) y al Sur y Suroeste con el estado Amazonas de Brasil.
Flora
La zona es altamente selvática.
Geología
En el municipio se distinguen la Sierra de Unturán, la Sierra de Imeri con el Macizo de la Neblina y la Serranía de Tapirapecó.
Entre los puntos más altos de la región se cuentan el Pico Cardona (2992 msnm), el Cerro Tamacuari (2340), el Cerro Avispa (2120 msnm) y el Cerro Aracamuni (1600 msnm).
Hidrografía
Uno de los ríos principales es el Río Negro, que le da el nombre al municipio y que corre por su borde occidental. Entre los otros ríos principales de la zona se cuentan:
• Casiquiare
• Siapa
• Pasimoni
• Baría
• Evubichi
• Maveni
• Yatuá
• Matapire
• Arari

Sitios turísticos
• Monumento natural Piedra del Cocuy: esta es una roca de unos 400 de altura de paredes casi verticales que se alza en la selva.
Historia
Actividad colonizadora europea
El pueblo de San Carlos de Río Negro fue fundado en 1759 en el campamento de la expedición que capitaneaba José Solano y Bote, que había ido a esa área en el contexto de la exploración de los límites entre las Coronas de Portugal y de Espanya según el Tratado de Madrid. Solado estableció su base de exploración en ese sitio, en las orillas del Río Negro, y siguió con los pocos sobrevivientes hacia el Orinoco, ya que la mayoría, incluyendo al famoso botanista sueco Pehr Löfling, habían muerto por enfermedades tropicales, en especial la fiebre amarilla.

Siglo XIX
La expedición de Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland visitó San Carlos de Río Negro del 7 al 10 de mayo de 1800 for the expedition of Alexander von Humboldt and Aimé Bonpland. Fue la parte más meridional de su viaje en la zona Amazónica.
Siglo XX
El coronel Tomás Funes, un matemático y contabilista, abatido por las deficientes condiciones para sostener a su familia y motivado por la fiebre del caucho, decidió aventurarse a estos territorios hacia 1908. Saneó y enriqueció a los grandes hacendados del caucho, quienes se vieron acediados por el presidente del estado Amazonas. Este empezó a exigir mucho más de lo que podían dar los hacendados y los amenazó con expropiación. Los hacendados decidieron realizar una celada y lo asesinaron. Al reaccionar el gobierno del General Juan Vicente Gómez, expusieron a Tomás Funes como el responsable de toda esa masacre. Eludieron así la justicia. Algunos se ausentaron y delegaron en Funes la administración de sus bienes. Este mantuvo la posición de no pagar impuestos por lo que el gobierno asestó un duro golpe a la familia de Funes en Barlovento y trató de llegar a un acuerdo con los hacendados para que lo eliminen. Funes asumió entonces el control total de las haciendas productoras de caucho, mejoró la calidad de vida de los indígenas que trabajaban en las mismas. Al pretender recuperar sus bienes los hacendados fueron asesinados por los indígenas por miedo a volver a trabajar como esclavos. El Coronel Funes asumió entonces un control férreo de los territorios y se negó a dar un céntimo al dictador Gómez, quien asesinó a casi toda su familia.
Arevalo Cedeño, atraído por las grandes riquezas que poseía el Río Negro, fue para conquistar este territorio y obtener toda esa fortuna para financiar su movimiento en 1921. Luego de asediar por más de dos meses a la población y la fortaleza de Funes, al acabarse las provisiones, los indígenas que luchaban junto a Funes lo desertaron poco a poco. Entonces este decidió entregarse para salvaguardar a los pocos que quedaban con él. Arevalo Cedeño lo fusiló de inmediato y lo enterró. Después de que Arevalo Cedeño y su gente saqueó el pueblo, el gobierno del General Gómez se instaló en el lugar y recuperó los libros de contabilidad de Funes. Los consideró tan buenos que entonces el gobierno gomecista comienzó a aplicarlos en su administración.

musica de la selva - Dios mio

Por la selva amazónica venezolana

Mitología Yanomami: Los hijos de Peribo

YANOMAMIS 5

Los Indios Warao - Orinoco's Delta(Venezuela)

DELTA DEL ORINOCO INDIGENAS WARAO VENEZUELA

Indio y Guasano en el Amazonas Venezolano

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amazonas venezuela

Primeras vistas del Autana. Amazonas. Venezuela

tribu en el amazonas sin contacto con la civilizacion

jueves, 2 de junio de 2011

fiestas tradicionales del amazonas


Folklore-AMAZONAS

Su folklore se nutre más bien de leyendas, historias y relatos en los que siempre está presente el misterio y lo inexplicable. Pueblos, lagunas, cerros, imágenes, tienen siempre un origen que contraviene de manera invariable las reglas de la lógica o de la biología. Si se trata, por ejemplo de la laguna de Cochaconga, dirán que está encantada, que tiene "forma de pescuezo" y que al menor ruido provocado por un animal o por el grito de una persona se iniciará una tremenda tormenta en medio de la cual aparecerá un enorme monstruo en forma de vaca, que se enfurece con los extraños.
Por eso, quien pasa por el remoto paraje lo hace con el máximo de precauciones para no alterar el silencio del lugar.
Dar hospedaje al viajero es una norma elemental de buena conducta para con los semejantes. Negarlo puede acarrear sobre el egoísta los más tremendos males, de lo que es una prueba irrefutable el pantano de Mono Muerto, en el distrito de Huambo (Rodríguez de Mendoza), dramática historia que todos cuentan, con más o menos detalles, pero con el mismo respeto.
Vivía un hombre muy rico. El pantano era parte de su hacienda, en la que era feliz y nada le faltaba, hasta el día en que un viajero le pidió asilo y se lo negó. Un brujo de los alrededores que se enteró de la actitud del acaudalado vecino se encargó de que todas las maldiciones cayeran sobre él y así desaparecieron todos sus bienes y sus tierras quedaron convertidas en fétido pantano.
Poderes misteriosos se atribuyen asimismo a las cuatro lagunas de Puquio, en las que hay monstruos que influyen sobre los sembrios, así como a la laguna de Santa Bárbara, que desaparece a la vista de los caminantes y está destinada a iniciar el fin del mundo con el desborde de sus aguas.
El vulgo atribuye perniciosas influencias a ciertos animales como al mochuelo que "hiela el alma", o al "quien-quien", que se burla de los viajeros, en los caminos; o al grillo, cuyo canto en determinadas circunstancias, como cuando tiene sonido de campanas, presagia grandes males.
Se tiene asimismo gran respeto por los restos de la antigüedad, con la firme creencia de que caerán terroríficos castigos sobre los que violen las tumbas de los "agúelos" (momias).
La mayor parte de la población del departamento de Amazonas es indígena y mestiza, siendo notable la cantidad de personas, en algunos casos comunidades enteras, en las que predomina el tipo español. Desde el tiempo de los incas subsisten leyendas sobre la existencia de gente blanca en estos parajes e inclusive hay versiones recogidas por los cronistas en las que se asegura que aquí se escogían mujeres para el soberano, precisamente porque eran blancas.
DANZAS
LA CHUMAICHADA
Es "la danza de Chachapoyas" pues ahí nació y se formó hasta instítucionalizarse y ninguna fiesta puede terminar si no se la baila.
La música es probablemente de origen indio, pero la coreografía es de procedencia francesa, derivada de "Los lanceros", danza introducida en Chachapoyas por el que en ese tiempo fue obispo de la diócesis, monseñor Emilio Lissón, de origen francés, de quien se ha dicho que tuvo tanta influencia que llegó a afrancesar la ciudad.
HUANCA
Cerca de Chachapoyas existe el pueblecito de Huanca, en donde ha tenido su origen la danza homónima, que se baila también en varios lugares del departamento durante las faenas agrícolas, durante la construcción de una casa, etc. Es una especie de rito pagano de acción de gracias.
LOS DANZANTES DE LEVANTO
Levanto es un pueblecito que está a unos 10 km de Chachapoyas, cuyos "danzantes" forman un vistoso conjunto de trece cholos, muy bien entrenados, a los que guía un "pifador" que toca a la vez la antara y un pequeño tambor al que llaman tinya.
Visten camisa blanca de anchas y largas mangas, chaleco negro adornado con cintas rojas, pantalón negro y se tocan con una corona de vistosas plumas de pavo real. Su presencia es obligada en todas las grandes celebraciones de la región.
Otras danzas conocidas que se bailan en diversas localidades son la "conchiperla", en la que el varón tiende el pañuelo a su pareja manteniéndose con una rodilla en tierra y si no lo hace debe beberse una copa en castigo; el "trapichillo", bailada por cuatro parejas tomadas de la mano derecha y girando de derecha a izquierda; y la "quinsamana" en la que se mezclan insultos y piropos.
ARNCAVAL EN AMAZONAS
La "música de carnaval" que se toca en Amazonas presenta notas de verdadera euforia. Es parecida al huayno y a su compás danzan las parejas formando la pandilla alrededor de las humíshas, árboles adornados con quitasueños, espejitos, cadenetas, banderines y colmados de regalos, inclusive animales vivos, que cogen los invitados cuando al fin son derribados.
La pareja que en una fiesta de carnestolendas hace caer la humisha tiene el compromiso de armar otra para el año siguiente.
FESTIVIDADES RELIGIOSAS
La religiosidad es una nota saltante en la mayoría de estos pueblos y así lo demuestra el entusiasmo y recogimiento que ponen en estas celebraciones. Pero, fieles a su tradición, sus creencias religiosas están mezcladas con fantásticas apariciones y casi siempre figura en ellas una cueva.
Hay tres Vírgenes que son famosas. La de Belén en Chachapoyas, la de Sonche y la de Levanto. Pues bien, no hay quien no crea la historía de que fueron encontradas las tres en una cueva a la que fue misteriosamente atraída una joven pastorcita. Y cuando la de Levanto va a Chachapoyas "sus hermanas" salen a "recibirla" en las afueras del pueblo.
También la imagen tan venerada de Santa Lucia fue hallada por una niña en una cueva, como lo fue el Cristo de Bagazán, que se venera en Rioja, encontrado por un ganadero que buscando un buey perdido, cerca de Almirante oyó que lo llamaban por su nombre desde el interior de una cueva, en la que encontró al Cristo que le dijo: "llévame."
Corpus Christi, Semana Santa, la Asunción, el día de Difuntos y la Navidad son fechas clásicas en el calendario del departamento. En los días de Navidad hay con-juntos de pastorcitos que recorren las calles cantando y bailando ante los nacimientos. Con el mismo esplendor se celebran las fiestas patronales en todos los pueblos.
LOS PASTORCILLOS DE NAVIDAD
La celebración de la Navidad en Chachapoyas es única en todo el Perú e incomparable por la presencia de sus tiernos e inocentes protagonistas, los niños de la ciudad.
Al anochecer del día 24 empiezan a salir de las diferentes iglesias los coros de los pastorcillos, que van entonando villancicos. Para el efecto, se forman dos columnas de niños y en medio de ellos van los "pastores" y detrás los tres "Reyes Magos", debidamente caracterizados.
Las niñas van vestidas con una falda adornada con cintas de colores, blusa con lentejuelas y un pañuelo cruzando el pecho. El sombrero con relucientes adornos y cintas que cuelgan hacia atrás, lleva el ala levantada adelante.
Todos los niños van provistos de panderetas y sonajas que agitan al compás de la danza, cuya música ejecuta la banda que los acompaña. Cerrando el cortejo va la sagrada imagen del Niño Dios en un anda conducida por cuatro niñas vestidas íntegramente de blanco, que al llegar al frente de la iglesia, donde está la "compostura" del nacimiento, colocan a la imagen en el pesebre entre José y Maria y en medio de los muchos regalos que antes han depositado los pastores y Reyes Magos.

cultura de la amazonas

Cultura

Culturas Indígenas

Los Piapoco

Se encuentran diseminados en pequeños grupos a lo largo de la frontera con el Guainía de Colombia y el Izana de Brasil. Por su idioma son de origen Arawaco, comprenden los 1.291 habitantes en Venezuela. Característico de ellos es lo bien organizados con sus comunidades y lo bien elaborado y abundante de sus artesanías.




A las cinco de la mañana, en medio de una tenue llovizna que hace ver aún más fantasmal al pueblo, es la salida desde Puerto Ayacucho. Vamos hacia el puerto de Samariapo, sesenta kilómetros al sur, en la margen izquierda del Orinoco. El sol nos alcanza llegando a las orillas del Río Padre.



La lluvia ha estado sembrando de troncos y objetos flotantes de todo tipo la corriente. El motorista navega con ojos acuciosos, sabe que entre la vida y la muerte hay un hilo muy delgado, el menor error lo pagará caro, conoce que en su pericia van nuestras vidas. El Orinoco no sabe de juegos.

Los Puinabe


Nativos de la región colombiana de la hoya del Guaviare, son independientes. Han ingresado a Venezuela por la zona de San Fernando de Atabapo, ubicándose algunos de ellos en el Atabapo, otros se han extendido Orinoco arriba desde la boca de Atabapo hasta la boca del Ventuari, y por último en Manapiare y cerca de Puerto Ayacucho, completando un número de 665 habitantes. Sus comunidades son muy ordenadas y limpias.

Curripaco

Originarios del río Guainía, Colombia, pero paulatinamente se han venido extendiendo al estado Amazonas por las cuencas del Guainía y el Atabapo, encontrándose familias de este grupo en casi todos los sitios de los ríos mencionados, así como en el Orinoco hasta el Ventuari. Se les agrupa como Arawacos. Se encuentran en número de 2.585 asentados en tierra venezolana; se movilizan con facilidad.

Baniva

Actualmente están reducidos a Maroa y sus alrededores, ya se han transculturizado y cruzado con los pueblos vecinos; algunas familias se han ubicado en San Fernando de Atabapo y pocas han llegado hasta Puerto Ayacucho, así como también Orinoco arriba en Trapichote, Macuruco, Liratare, La Esmeralda, Gallo, Laulau. Pueden tener unas 1.192 personas muy diseminadas. La célebre vía Yavita-Pimichín o camino de la montaña, donde murió el sabio Michelena y Rojas y por donde también pasó Humboldt, también es considerado territorio Baniva.

Entre los Caciques que se recuerdan de este grupo están: Maruwa, Yavita, Tucuparí, Yabinape, Payema, Uachúpiro y otros.

Warekena

De este grupo étnico quedan en la actualidad pocas familias sobrevivientes, 420 habitantes viviendo en condiciones precarias en los pueblos de Guzmán, las Isletas y Maroa, principalmente.

Baré

Este gran pueblo habitó ambas márgenes del Río Negro, desde el caño Tirinkín (Guainía). Bajando hasta cerca de Cucui, en Brasil. Las poblaciones de San Carlos, Santa Rosa de Amanadona, Santa Lucía y otros sitios allí ubicados, fueron fundados por gentes de esta raza inteligente y trabajadora, como el Cacique Remigio Tapo, fundador de Buena Vista en el Casiquiare, Rosa Laya en Tirinkín, Joaquín Bolívar, Cacique y brujo famoso en Santa Rosa de Amanadona, Carlos Mabajate en Santa Cruz, Atabapo, etc.

Parece ser que en el río Xie, Brasil, paralelo y al oeste del Río Negro, queda un grupo que se mantiene bastante puro, conservando además su interesante idioma. Se calcula que hay 1.136 habitantes aproximadamente en la Hoya del Río Negro y en poblaciones alejadas como San Fernando de Atabapo y Puerto Ayacucho.Sus culturas están muy intervenidas y casi desaparecen ante el impetuoso avance de la civilización.

Entre los grupos aborígenes que pueblan la parte Norte del Amazonas tenemos:

Yabarana

Este grupo que en otros tiempos ocupó el inmenso territorio desde el bajo Ventuari, los valles altos de Manapiare en la cuenca del río del mismo nombre, hasta límites con el Estado Bolívar, ha quedado reducido a pocas familias -237 habitantes-, ubicadas en los ríos Parucito y Manapiare, también en la población de San Juan de Manapiare.

Están bastante mezclados con los Piaroa de esa zona, cuyo idioma también hablan. Su mitología es de una belleza imponderable. Este pueblo, cuyo idioma hace que lo agrupemos entre los Caribe, durante siglos ha mantenido luchas pacíficas y también violentas para sobrevivir; primero contra los Caribes, contra tratantes de esclavos aliados de los piratas holandeses; por si fuera poco, en los primeros años del siglo XX fueron muy duramente tratados cuando estuvo en su apogeo la explotación del caucho y el balatá.

Piaroa


Nación de unos 11.915 habitantes, su admirable vida primitiva transcurre entre la caza, la pesca y la recolección; desarrollan una agricultura de subsistencia por el común método de conucos, aunque en los últimos años están incrementando la producción agrícola y artesanal -la cual es muy solicitada- con fines comerciales, especialmente, aquellos grupos que habitan en las cercanías de centros de consumo, como San Juan de Manapiare y Puerto Ayacucho. Son notables cazadores, teniendo fama como fabricantes del mejor curare con que envenenan los dardos de sus cerbatanas.

Ocupan un extenso territorio, toda la serranía de Sipapo incluyendo las hoyas del río Sipapo, ríos Marieta, Camani, Manapiare, como también los ríos Parguaza, Suapure y Cuchivero del Estado Bolívar. Este grupo ha sido muy diezmado por el catarro y otras complicaciones bronco pulmonares que han hecho desaparecer aldeas enteras. Son fieles observantes de las estrictas leyes naturales y sus arraigadas creencias religiosas. Ellos se llaman Deyarwa, gente de la montaña.

Es característica la casa comunal o shuruata, considerada como una verdadera obra de arte en su arquitectura primitiva, es un cono de redondeadas y armoniosas líneas, cuya base ancha descansa directamente en el piso, con solamente una puerta y una claraboya en el techo, construida toda con sólo madera, hojas de palmeras y bejucos o lianas, se dice que es cerrada como la sicología de este pueblo introvertido y pacífico por excelencia.

Maco

Parientes de los Piaroa, se llaman Uirú y prácticamente están siendo absorbidos por aquellos; hablan una especie de dialecto Piaroa. Los encontramos diseminados por los afluentes del Ventuari: Guapuchí, Yureba, Parú, Iamara, Marueta. Aunque muchos cuentan a algunos Maco como de la tribu Piaroa, se calcula que aún quedan unos 300.

Hoti / Joti

Conocidos también como Chicamo, Schicana, Yuana y Waru-wa-ru constituyen un sólo grupo que se autodenomina Hoti, que significa “persona“con sentido individual y “pueblo” en contraposición con otros grupos. Los adultos se nombran “udi” que quiere decir “grande”. Viven al suroeste del Estado Bolívar y el noreste del Estado Amazonas. Son cazadores, recolectores y conuqueros, cultivan plátanos y maíz. Tienen paravientos por vivienda, cubiertos con hojas de platanillo de cucurito. Disponen del temible curare. Son muy buenos artesanos: hacen ollas de barro, tejen guayucos y chinchorros; realizan trabajos en madera, fibra y corteza de árbol, bambú, piel, semillas y conchas. Su número se calcula en unos 661 habitantes.

Makiritare

Este grupo étnico de origen Caribe, denominado más propiamente Ye'kuana, es ahora un pueblo pacífico, pero su historia relata también heroicas luchas libradas en defensa de su territorio y de su libertad, contra los Conquistadores, contra otros grupos Caribe y aún contra los Waica en épocas más recientes.

Se llaman a sí mismos Deyaruá que quiere decir “señor dueño de la selva”. De acuerdo con Johannes Wilbert, se conocen tres subtribus de los Makiritare: “Los Mayoncon del Paragua y Caura, los Ye'kuana del Erebato y Ventuari y los Cunuhana del Cunucunuma”. Según el censo de 1992 se les calcula en 3.632.

Viven en los estados Bolívar y Amazonas esparcidos a lo largo de los ríos Ventuari, Amazonas y Caura, así como en los tributarios. Entre sus oficios más resaltantes está el de fabricar famosas embarcaciones de una sola pieza (curiaras o bongos); un bongo de un árbol grande puede medir 20 m de largo, con una capacidad de unas 10 toneladas; en sus cuadrillas de fabricantes de canoas, dicen que están los más hábiles curiareros del Amazonas, verdaderos maestros.

Pueblo de gente muy fuerte, hacen travesías por selvas y ríos que duran hasta seis y más meses caminando intensamente, de esta manera visitan los lugares más lejanos.

A la cualidad de grandes navegantes se agrega la de ser habilísimos comerciantes. Los que habitan río arriba mantienen menos contacto con la población criolla, que los que habitan río abajo.

Son pescadores y cazadores superiores, recolectores y agricultores de corte y quema, hacen casabe -tortas de harina de yuca amarga-, poseen el famoso curare, fabrican cestas.

Son individuos verdaderamente robustos al igual que sus mujeres; pueden llevar por las más intrincadas selvas sin caminos, durante muchos días cargas sobre sus espaldas de 40 a 50 kgs.

En el territorio Maquiritare están dos de los montes más altos del Amazonas: el Duída y el Marahuaca, considerado hasta ahora como el Monte Sagrado de este pueblo.

Guahibo

Estos aborígenes que se autodenominan Hiwi, están esparcidos por ambas márgenes del Orinoco, desde el límite norte del Estado Amazonas, hacia el sur muy cerca de San Fernando de Atabapo. Un poco más tierra adentro los encontramos ubicados en el poblado La Coromoto mezclados con criollos, en isla Ratón, y un grupo que desde hace años se desplazó hacia Manapiare, el cual se ha aumentado en los últimos años con gente del mismo Orinoco y también del río Vichada en Colombia, ocupando ya tres comunidades en esa región del Manapiare.

Una parte de los Hiwi son nómadas y otros sedentarios; los nómadas viven de la recolección, la caza con arco y flecha y la pesca con cestas y redes, anzuelos y barbasco; los asentados en caseríos son agricultores por encontrarse este pueblo dentro de lo que se califica como “área de la yuca”, éste es su principal alimento.

Entre los insectos con que enriquecen su dieta de proteínas, están las langostas de tierra que son muy abundantes al comienzo del verano y se las comen asadas a la brasa. Uno de sus condimentos famosos es la “catara” con cabezas de bachaco y ají picante, dentro del “yare” o zumo muy hervido de la yuca. Para mitigar el hambre y el cansancio, mascan la corteza cocinada de un bejuco, el capi Banisteria caapi; lo usan solo los hombres y según la cantidad ingerida, les quita el hambre, les produce mareos o da sueño, que “hace ver cosas muy bonitas y a veces muy feas”, dicho por un Guahibo. También usan el “yopo” que absorben como sus vecinos los Piaroa. La fibra de cumare es muy utilizada por ellos para fabricar cuerdas, mecates y chinchorros muy duraderos.

Este grupo por su cercanía a la creciente capital Puerto Ayacucho, ha sido víctima de la explotación, por ser la mano de obra peor pagada de la ciudad, constituyendo el naciente cinturón de miseria que la está rodeando. Se calcula una población de 11.913 individuos.

Yanomami

La gran nación Waica ocupa toda la hoya del Alto Orinoco a partir del río Padamo, las cabeceras del Siapa y estribaciones de la cordillera de la Neblina, la hoya del alto Ventuari y también se extiende por Guayana y Brasil. Esta nación repartida en un inmenso territorio, toma diferentes nombres según la región ocupada: Waicas los del Orinoco, Guaharibos los del Padamo-Continamo, Shamataris en el río Mavaca y parte del Brasil, Shirishiana en el alto Ventuari.

Son un pueblo numeroso, unos 15.193, según censo de 1992, ubicados en más de 150 comunidades. Cada comunidad vive en un shapono, que es la casa comunitaria donde viven varias familias, éste se hace después de haber abierto un conuco y cuando se tiene la garantía de que se puede asegurar la alimentación, casi siempre se construyen a la orilla de un río o caño. Los Shaponos reciben el nombre de un río, de la montaña, el raudal o de algo que hay en abundancia donde se hace el conuco y luego la vivienda.



Tiene este admirable pueblo ciertas costumbres que no son comunes a otros grupos, entre otras podemos recordar la de incinerar a sus muertos e ingerir, mezcladas con bananas molidas, en sentida y colectiva ceremonia funeraria, las cenizas de sus muertos, pero sólo la de sus huesos, donde creen que reside una energía vital, un fluido que en esta forma reintegran al grupo familiar.

Andan completamente desnudos, usando únicamente como adorno, un cinturón tubular los hombres y un pequeño fleco las mujeres; usan arcos y flechas de descomunal tamaño, con las puntas y dardos intercambiables según las necesidades del momento.

Usan chinchorros de bejucos o lianas de muy rara construcción; no usan bebidas fermentadas, solamente hechas de bananas maduras; chupan un rollo de tabaco preparado con cenizas, que colocan entre el labio inferior y los dientes, no fuman.

Es usual el afeite o tonsura -coronilla rasurada en la cabeza- estilo capuchino que favorece la exhibición de cicatrices que son muestra de valor y madurez, crea una tierra de nadie para los parásitos y si se quiere es un símbolo de la luna de la cual ellos se sienten hijos.

Como adorno las mujeres utilizan unos palitos que atraviesan en el tabique nasal y en las comisuras de los labios; sus pinturas corporales son de diseños diferentes a otras tribus.

Las fiestas y los bailes son de varios días festejando las cosechas del pijiguao o pupuña; carecen de instrumentos musicales excepto el palo zumbador, que zumba como el habalo, una avecilla divina, que tiene funciones míticas, toda su música es vocal.

Su idioma se les clasifica lingüisticamente como independientes.

Generalmente tienen una estatura pequeña, principalmente las mujeres, que apenas alcanzan los 1,50 m; en cuanto a su color son un poco más claros que los componentes de otras tibus, llegándose a decir que son indios blancos.

No son como sus vecinos Makiritare tan buenos navegantes, pero se les considera hombres de la selva, por la cual se desplazan con toda libertad en sus varias actividades. Para atravesar los ríos usan balsas desechables y tienden puentes de bejucos y palos.

 Disminuyen en población, llegando algunos hasta la desaparición, los admirables Yanomami se conservan como el pueblo aborigen más numeroso del Amazonas.

 

Amazonas

                        


                                                                                

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Haga clic sobre la imagen para abrirAnaconda (Foto Juan Carlos Llorente)


Yanomami de alto orinoco  "parima b"
                   Dieta del Yanomami


aventura por el autana                          

artesania del amazonas

Artesanía
                                              La alfarería
Son muy pocos los indígenas que conservan la tradición alfarera, como por ejemplo los Yanomami, que hasta hace muy poco fabricaban algunas vasijas, tal es el caso de la tradicional “hapoca”, que es una olla sencilla en forma de campana sin ningún tipo de decoración, asas o patas que utilizaban para cocinar, Eran los hombres quienes la fabricaban con arcilla blanca utilizando el método del enrollado y alisado y quemándolas en piras de fuego abierto.
Textilería
Las indias mientras están en meditación como ausentes, ante un vasto mundo de juncos, lianas y raíces, con muy pocos instrumentos, son capaces de crear cordones y mecates tal es el caso de las indígenas de Río Negro que utilizan el chiquichique Leopoldina piassaba; cordones de adorno corporal , usados para atar a la cintura, brazos, pantorrillas, piernas y glúteos; incluso todavía hoy, se confeccionan los llamados “cinturones amazónicos” como el “wao” de los Yanomami, con el que atan el pene a un cordel de hilos de algodón que rodea la cintura.
Entre las pocas prendas de uso que todavía se tejen en Amazonas están los guayucos hechos con hilos de algodón, que varían de tamaño y forma de acuerdo al grupo étnico, como la “ramopotima”, guayuco femenino Yanomami cuya parte posterior es un haz de cabos de algodón que forma un arco sobre los glúteos, y la anterior hecha con una serie de hilos que caen como flecos sobre el pubis.
Los Ye’kuana tejen una especie de delantal que utilizan las jóvenes en el rito de paso de la infancia a la adolescencia, llamado “muwaaju”, éste presenta una interesante adaptación de materiales no autóctonos como la mostacilla, tejida en un telar en forma de arco, el cual se construye con dos trozos de bejuco grueso atados fuertemente por los extremos, para que el lado arqueado pueda mantener la tensión necesaria que requiere una urdimbre en cuya trama se insertan las pequeñas cuentas de vidrio, de colores azul, blanco y rojo, principalmente. El telar y huso también lo utilizan las Ye’kuanas en el tejido de las bandas de algodón que usan las mujeres indígenas para cargar a los niños mientras realizan sus actividades cotidianas.
En cuanto a los chinchorros, enser colgante de origen indígena diseñado para el sueño, el descanso, el amor y la muerte. Los Yanomami los hacen rudimentarios con un haz descortezado del bejuco mamure Hetoropsis spruceana. Los Guahibos trabajan con la fibra de la palma de cumare.
Cestería
Además de preceder a la alfarería, es anterior a todo trabajo de cuerdas y telar. De acuerdo con cada cultura, las técnicas de tejido se adecúan directamente al tipo y característica del material con que se cuenta. Algunos grupos tienden a preferir ciertos procedimientos sobre otros, lo cual agrega un sentido de pertenencia étnica a cada objeto; tal es el caso de las cestas de chiquichique tejido en espiral, característica de los Kurripaco del Río Negro; o las de bejuco mamure trenzado de los Ye´kuana y Yanomami, tan diferentes entre sí a pesar de usar similares técnicas y materiales. Entre los Ye´kuana cabe señalar la excelencia del tejido de los “wuwa” comercial, hecha por las mujeres a partir de una cesta tradicional de carga, a la que han incorporado elementos decorativos de carácter simbólico.
En nuestros indígenas, la variedad de cestas utilitarias es inmensa, así tenemos por ejemplo: esteras, sopladores, petacas, nasas, cedazos o manares, guapas, catumares, sebucanes, mapires y guaturas. Aunque sus formas se relacionan con el uso, no podemos decir que lo utilitario contradiga sus cualidades estéticas.
Cestería Yanomami
Los Yanomami tejen cestas de carga y platos con bejuco mamure o masimasi, descortezado y dividido en finas tiras, la principal cesta de carga Yanomami es la guatura o wii, tejida generalmente por las mujeres para transportar diversos productos agrícolas. El tejido del wii suele ser muy tupido y se realiza con la técnica del trenzado. El cuerpo de esta cesta se refuerza internamente con una serie de aros de mamure, para dar a su estructura una mayor consistencia. El wii tiene además, una serie de asas alrededor de la circunferencia del borde superior y dos asas en la parte inferior.
El mapire es también una cesta de carga de forma cilíndrica y tamaño variable, generalmente fabricada por los hombres con mamure descortezado, moriche y platanillo, en tejido cruzado.
Las guapas o xotokehe: son grandes cestas utilizadas como platos para colocar frutas, pescado, carne y otros alimentos. Al igual que los cedazos funerarios, estas cestas se tejen con las misma fibra, técnica y diseño decorativos del wii.
Los xohema o shulema: sopladores para avivar el fuego, ventilar y espantar insectos.
Al terminar de tejer, las cestas se pintan con onoto y adquieren así un color rojizo, al secar, las superficies son decoradas con dibujos geométricos de carácter simbólico tales como círculos, puntos, líneas ondulantes, entrecruzadas o rectas, hechos con carbón.
Cestería Kurripaco
Se distingue porque utiliza la fibra del chiquichique que constituye uno de los materiales de mayor resistencia al agua, por lo que es reconocida mundialmente para la fabricación de mecates para anclaje de barcos de gran calado e instrumentos de limpieza de alta durabilidad, como cepillos y escobas industriales. Empleando esta fibra vegetal, los Kurripaco tejen sebucanes o tinulipe, manares o dupitsi, guapas o wayára, cestas cilíndricas de base plana o búdaka, cestas cilíndricas de carga o mucutú y sopladores o guipada.
Madera
En los húmedos territorios del Amazonas cuya sobreabundancia vegetal desborda de misterio los poblados, encontramos talladores indios. De acuerdo con sus costumbres, ningún objeto fabricado está destinado a perdurar, pues la naturaleza regala las materias y todo lo que se va desgastando con el tiempo y el uso, se descarta o adquiere una nueva utilidad. Por esto conocemos poco de los antiguos objetos artesanales tan solo hemos visto los canaletes áparo o arú tallados por los extintos Baré, de ellos se decía que estaban hechos por los terribles hombres-sapo. Según el mito, a mediados del mes de julio, aprovechando que la selva se cubre con una densa capa neblinosa, salían de sus escondites unas criaturas mitad hombre, mitad sapo, que remontaban el río en rápidas curiaras, asaltando y exterminando con sus canaletes en forma de lanza a todos cuantos encontraban a su paso.
En casi todos los poblados indígenas se usa la madera para la fabricación de objetos necesarios para la sobrevivencia, tales como cerbatanas, arcos, flechas, dardos y carcaxes, por señalar sólo unos pocos, elaborados con maderas provenientes de las más variadas especies de palmas o con el tallo leñoso de las cañas y el bambú.
Hay comunidades que se distinguen por el tipo y calidad de sus objetos. Tal es el caso de los Ye´kuana, pueblo de navegantes y constructores de curiaras y canaletes, en cuyo territorio y particularmente en las inmediaciones de los bosques de galería de los ríos Caura, Padamo y Erebato, abundan árboles gigantescos, necesarios para la fabricación de estas embarcaciones hechas con un sólo tronco. Para construirlas vacían su interior hasta obtener la forma oval característica, la superficie exterior se desbasta con hachas y machetes de metal, hasta que el casco queda liso y de un grosor uniforme. La curiara se ensancha poco a poco, con la ayuda del fuego en un proceso lento y minucioso, se van quemando pequeños tramos; a medida que el fuego avanza abriendo los espacios, se insertan travesaños para evitar que la madera se encoja al enfriarse, inmediatamente se colocan las tablas que servirán de asiento. Luego de calafateada con una resina vegetal, llamada peramán, la curiara estará lista para la navegación. Sus canaletes o remos, generalmente de forma acorazonada, se tallan en maderas duras y se decoran con diseños geométricos, pintados en rojo y negro. Cuando las curiaras son desechadas como embarcaciones, se colocan sobre dos horquetas y se usan para conservar la pulpa de la yuca recién rallada, lavar ropa o almacenar bebidas fermentadas que consumen en fiestas y ceremonias sagradas.
Entre los muchos objetos del ajuar doméstico indígena asociados al procesamiento de la yuca amarga, están los singulares ralladores, los cuales fueron un producto de gran distribución comercial, principalmente entre las comunidades indígenas de los Ye´kuanas, Kurripaco y Baniva. La minuciosa técnica de su fabricación se inicia con la preparación de una madera plana o cóncava; en ella solían incrustar minúsculas y agudas astillas de piedra que fijaban a la tabla con peramán, actualmente los “dientes de piedra se han ido sustituyendo por diminutos triángulos metálicos confeccionados con la hojalata proveniente de contenedores de aceite o latas de cerveza desechados. Este cambio ha hecho desaparecer la antigua disposición geométrica de las piedras con las que creaban diseños de peculiar sutileza.
Los bancos tallados en madera fueron para algunas culturas indígenas un signo de rango y sabiduría. Se los consideraba, a la par de las maracas y los bastones sonajeros, como una de las herramientas más importantes del poder shamánico. Fabricados como asiento jerárquico en la conmemoración de eventos religiosos, eran luego destruidos junto a otros objetos que conformaban el ajuar ceremonial. Solían tener formas cóncavas y ovaladas representando a veces animales de la fauna sagrada. Al convertirse en objetos comerciales, los bancos ceremoniales han ido perdiendo su carácter religioso, es así como los Ye´kuana, Piaroa y Piapoco, han organizado talleres de fabricación de bancos destinados a la venta, la pérdida del sentido original ha permitido el cambio de las formas, dimensiones y motivos decorativos tradicionales. Igual suerte han corrido las antiguas armas sagradas y los bastones sonajeros tallados en madera, que distinguían el rango de su portador, marcando el paso de las danzas rituales, los cuales han sido absorbidos por el comercio artesanal de “souvenirs”.
Actividades Tradicionales
Durante los meses de Mayo, Junio y Julio, con la llegada de las lluvias los diferentes grupos indígenas celebran con danzas y fiestas según la costumbres de cada uno.